Su corazón era como un pedazo de tierra seca y quemada después de un implacable verano: bastaban tres simples gotas de agua para que la vida enterrada se abriera paso y volviera a florecer.
Su corazón era como un pedazo de tierra seca y quemada después de un implacable verano: bastaban tres simples gotas de agua para que la vida enterrada se abriera paso y volviera a florecer.